Muchas veces cojo lápiz, regla y compás y empiezo a jugar con ellos dando como resultado dibujos geométricos. Si te pones a dibujar circunferencias, seguramente topes de casualidad con la flor de la vida. Se trata de una bonita geometría, en la que curcunferencias entrelazadas dan lugar en sus uniones a lo que parecen pequeñas flores. Estos dibujos geométricos aparecen en multitud de culturas, ya desde la antigüedad.
   Todos tenemos una semilla que poco a poco vamos dejando que germine definiendo quienes somos, dando lugar a una flor que continúa transformándose. Aunque nuestra semilla sea geometría básica y pura, común al resto, la flor es única de cada uno, resultante de cómo nos relacionemos con el mundo.
   Yo de momento os muestro un nuevo mandala surgido del árbol de la vida, para que tengáis una semilla de la que partir, el resto está en vosotros. Aprovecho a incluir su elaboración.

Semilla. Plata.